La virtud intelectual de la veracidad como hábito colectivo en las universidades
Un análisis sobre la formación del bien común a través de la veracidad académica.
El concepto de bien común ha adquirido relevancia en la vida pública y política de diversas naciones. Sin embargo, su aplicación en el ámbito universitario sigue siendo un desafío. En este artículo, el equipo investigador (Gutiérrez-González et al., 2024) explora la relación entre los bienes comunes universitarios y la virtud intelectual de la veracidad, a través de un estudio realizado en ocho universidades de México. La investigación busca operacionalizar el bien común en la educación superior, midiendo la veracidad como un hábito colectivo clave para la producción y preservación del conocimiento.

El estudio se basa en la matriz de Dinámicas de Bienes Comunes (DBsCs), un modelo que permite analizar la fuerza y calidad de los procesos colectivos en una comunidad. Este enfoque considera cinco dimensiones esenciales:
Agencia: La libertad de acción de los individuos en la construcción del bien común.
Gobernanza: Las normas que regulan la interacción dentro de la comunidad.
Justicia: La equidad en el acceso y distribución de los recursos académicos.
Estabilidad: La sostenibilidad de las prácticas institucionales.
Humanidad: La capacidad de una comunidad para fortalecer la dignidad y el crecimiento personal de sus miembros.
Dentro de esta matriz, la humanidad se convierte en el horizonte normativo del desarrollo universitario. La investigación plantea que los bienes comunes en las universidades generan hábitos colectivos (HsCs), entre los cuales la veracidad juega un papel crucial en la formación del conocimiento.
Medición de la veracidad en las universidades.
Para evaluar la presencia de la veracidad en el ámbito universitario, se diseñó una escala de medición aplicada a 3,203 estudiantes y docentes de ocho universidades en México. Los resultados muestran que la veracidad se manifiesta en la práctica académica de diversas maneras, como:
La capacidad de argumentación lógica en discusiones académicas.
La posibilidad de expresar posturas opuestas sin represalias.
La sanción de prácticas deshonestas en el uso de información y solicitudes.
El análisis estadístico indicó que la Universidad Popular Autónoma del Estado de Puebla (UPAEP) destacó con la mayor puntuación en veracidad, mientras que las universidades Marista y UNIVA presentaron los índices más bajos. En términos generales, se observará que los estudiantes de primer ciclo presenten mayores evaluaciones de veracidad que aquellos en años avanzados, lo que sugiere la necesidad de reforzar estos hábitos a lo largo de toda la formación académica.

La veracidad como virtud intelectual y social
La investigación sitúa la veracidad dentro del debate sobre las virtudes intelectuales, argumentando que su práctica no solo es un valor moral, sino un componente esencial del pensamiento crítico y la producción académica. Según Tomás de Aquino, la veracidad está estrechamente ligada a la justicia, mientras que autores contemporáneos como Roberts y Wood la consideran una preocupación epistémica fundamental para la transmisión del conocimiento.
Asimismo, el estudio destaca que la veracidad es un hábito socialmente construido, influenciado por las relaciones entre docentes y estudiantes. La calidad del entorno académico y la coherencia de las normas institucionales juegan un papel determinante en su fortalecimiento.
El artículo concluye que la veracidad es un elemento clave en la formación del bien común universitario. Su práctica fortalece la ética académica, fomenta la confianza en las instituciones y contribuye al desarrollo de comunidades más justas y sostenibles.
Para consolidar la veracidad como un hábito colectivo, se recomienda:
Implementar estrategias que refuercen la honestidad intelectual en todas las etapas de la formación universitaria.
Promover la cultura del debate abierto y el pensamiento crítico.
Fortalecer las normativas institucionales para prevenir la deshonestidad académica.
El estudio resalta que la veracidad es un hábito que debe ser cultivado en la práctica cotidiana de la vida universitaria. La educación superior tiene el reto de garantizar que el conocimiento se construye sobre bases sólidas de honestidad y compromiso con la verdad.
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