Nace Emilio Herrera, el visionario que diseñó el primer traje espacial
El científico granadino que soñó con alcanzar la estratosfera y dejó un legado ignorado por España pero reconocido a nivel internacional
Emilio Herrera Linares fue un pionero en el campo de la aeronáutica, cuyas innovaciones hoy en día son parte fundamental del desarrollo espacial. Nacido en Granada en 1879, este científico se destacó no solo como piloto y militar, sino también como inventor y visionario de la aviación, mucho antes de que la conquista del espacio fuera de una realidad. A pesar de sus logros y su contribución esencial al diseño de los trajes espaciales, la historia de Emilio Herrera ha quedado en gran medida oculta, víctima de la turbulencia de la Guerra Civil española y el posterior exilio. Su legado, sin embargo, sigue siendo una de las claves olvidadas de la historia de la ciencia y la tecnología.

Desde joven, Herrera mostró una profunda fascinación por la aviación, influenciado por su padre militar y las aventuras de las novelas de Julio Verne. Al obtener su licenciatura como teniente en 1903, se trasladó a la Academia de Ingenieros de Guadalajara y, durante la guerra de África, se convirtió en piloto de dirigibles. Fue en 1914 cuando Herrera alcanzó fama internacional al ser el primer hombre en sobrevolar el estrecho de Gibraltar en avión. Este logro lo catapultó a la primera plana de la prensa europea, aunque para él, este éxito era solo el inicio de una serie de innovaciones que marcarían el rumbo de la aviación.
A lo largo de su carrera, Emilio Herrera trabajó con figuras clave de la ingeniería aeronáutica de su tiempo, como Leonardo Torres Quevedo y Juan de la Cierva. Juntos colaboraron en la creación del autogiro, y más tarde, Herrera fue crucial en la construcción del Laboratorio Aerodinámico de Cuatro Vientos, uno de los más avanzados en su época.

A pesar de su éxito en el ámbito aeronáutico, fue su ambición por la conquista del espacio lo que realmente marcaría la diferencia en su legado. En 1933, Herrera concibió la idea de realizar un vuelo estratosférico en globo, alcanzando los 26.000 metros de altura para estudiar la radiación cósmica. Ante un desafío tan arriesgado, se vio obligado a diseñar un traje espacial que permitiera a un piloto sobrevivir a las extremas condiciones de la estratosfera.
El traje que ideó estaba compuesto por tres capas protectoras y un casco de acero, capaz de resistir las bajas temperaturas y la falta de oxígeno a gran altitud. Este invento no solo representaba un avance significativo en la aviación, sino que también se anticipaba a las futuras necesidades de los vuelos espaciales. El traje de Herrera fue un diseño fundamental que inspiraría décadas después a la NASA en la creación de los trajes espaciales utilizados por los astronautas durante las misiones del programa Apolo, incluida la misión histórica que llevó al hombre a la Luna en 1969.
Lamentablemente, el estallido de la Guerra Civil española en 1936 interrumpió los planos de Herrera. Aunque fiel a la República, y pese a su inclinación monárquica, se dedicó a la aviación republicana, viendo cómo sus proyectos quedaban en suspenso. Después de la guerra, el científico se exilió en Francia, donde continuó su labor de investigación, obteniendo cierto reconocimiento internacional. A lo largo de su vida, Herrera mantuvo su amistad con figuras influyentes, como Albert Einstein, a quien le recomendó colaborar con la UNESCO. Sin embargo, España nunca reconoció su trabajo durante su vida.

Emilio Herrera Linares falleció en 1967, y aunque en vida sus logros fueron ignorados por su país natal, a nivel internacional su contribución fue reconocida. Su prototipo de traje espacial, en particular, dejó una huella perdurable, inspirando a futuras generaciones de científicos y astronautas. Incluso la NASA intentó contactar a Herrera para que colaborara en su programa espacial, pero el científico rechazó la oferta debido a las condiciones impuestas, como la prohibición de ondear la bandera española en la Luna.
En un gesto de reconocimiento póstumo, Neil Armstrong, el primer hombre en pisar la Luna, entregó una roca lunar a uno de los colaboradores cercanos de Herrera, en agradecimiento por sus avances en la tecnología espacial. El traje espacial que Emilio Herrera ideó es, sin duda, uno de los inventos más innovadores de su tiempo, un sueño alcanzado décadas antes de que se hiciera realidad.
Emilio Herrera es un ejemplo claro de los destinos truncados por las guerras y las luchas políticas, pero su legado perdura como una de las figuras más destacadas de la historia de la ciencia y la tecnología.