América Latina y Asia: ¿Hacia una nueva alianza global desde la diversidad?
Una propuesta para repensar las relaciones interregionales desde la diversidad cultural y las realidades geopolíticas en un mundo multipolar.
El artículo de Fernando Pedrosa, publicado en la Revista CIDOB d’Afers Internacionals (2024), analiza las dinámicas históricas, culturales y geopolíticas que han moldeado las relaciones entre América Latina y Asia, destacando los desafíos y las oportunidades para establecer una cooperación más profunda y equilibrada entre ambas regiones. A partir de una revisión crítica, el texto invita a superar los enfoques reduccionistas que ven al Sur Global como un bloque homogéneo, para abordar la riqueza y complejidad de estas relaciones interregionales.

Pedrosa inicia su análisis destacando que las percepciones de Asia en América Latina, y viceversa, han sido históricamente influenciadas por narrativas eurocéntricas y orientadas por el comercio con las potencias occidentales. Estas visiones, frecuentemente marcadas por el orientalismo, han reducido a Asia a un imaginario exótico y uniforme, ignorando su diversidad cultural, política y económica. El autor acentúa que, para construir relaciones más genuinas, es necesario comprender la pluralidad interna de Asia, que incluye potencias como China e India y países del Sudeste Asiático, que han desarrollado modelos únicos de desarrollo económico y cohesión social. Al mismo tiempo, América Latina debe reconocer sus propias complejidades, superando la tendencia a presentarse como una región homogénea y monolítica.

Uno de los puntos centrales del artículo es cómo América Latina puede aprender de las experiencias asiáticas en la modernización y la construcción de estados-nación. Pedrosa destaca el papel de las políticas de cohesión social y los modelos de industrialización liderados por el estado en países como Corea del Sur y Japón. Estas estrategias han permitido que estas naciones enfrenten desigualdades y se establezcan como actores clave en el sistema internacional. Sin embargo, el autor advierte sobre los riesgos de una dependencia excesiva hacia China, principal socio comercial de muchos países latinoamericanos. Si bien el comercio con China ha impulsado sectores clave como las materias primas, también ha generado preocupaciones sobre el impacto ambiental, las asimetrías económicas y la falta de diversificación de exportaciones.
Pedrosa propone que América Latina adopte un enfoque más autónomo y estratégico en sus relaciones con Asia, diversificando sus socios y desarrollando agendas interregionales que vayan más allá del comercio. Esto incluye fortalecer vínculos con economías emergentes del Sudeste Asiático y explorar áreas como la transferencia tecnológica, la educación y la innovación.
Además, el autor destaca la importancia de fomentar la diplomacia cultural como un medio para fortalecer el entendimiento mutuo. Iniciativas como intercambios académicos, festivales culturales y alianzas en investigación pueden ayudar a romper las barreras de estereotipos y construir una base más sólida para la cooperación futura.
El artículo concluye con un llamado a repensar las narrativas tradicionales sobre el Sur Global. Más que un bloque homogéneo, Pedrosa argumenta que América Latina y Asia deben ser vistas como regiones dinámicas y diversas, capaces de aprender mutuamente y de construir alianzas que respondan a los desafíos del siglo XXI.
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